AN 1.46

—Supongamos, bhikkhus, que hubiera un lago transparente, claro y limpio. Una persona con buena vista puesto de pie en la orilla vería conchas de mejillones, la grava y los guijarros, y los bancos de peces nadando o estando quietos.

—¿Por qué es eso?

—Porque el agua no está turbia. De la misma manera, un bhikkhu cuya mente está limpia puede ver aquello que es para su propio bien, el bien del otro o el bien de ambos; y que pueda lograr cualquier distinción sobrehumana en episteme digna de los nobles: esto es posible.

—¿Por qué es eso?

—Porque su mente no está sucia.

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