—Hay, bhikkhus, estas dos asambleas.
—¿Qué dos?
—Una asamblea educada en el discurso elegante y no en el cuestionamiento, y una asamblea educada en el cuestionamiento y no en el discurso elegante.
—¿Y qué es una asamblea educada en el discurso elegante y no en el cuestionamiento?
—Es una asamblea donde, cuando se recitan los discursos pronunciados por el Tathāgata, profundos, eminentes, trascendentes, que tratan del vacío, los bhikkhus no quieren escuchar. No prestan atención ni aplican su mente para entenderlos, ni creen que valga la pena aprender y memorizar esas enseñanzas. Pero cuando se recitan discursos compuestos por poetas, poesía, con palabras y frases elegantes, compuestas por forasteros o habladas por discípulos, los bhikkhus quieren escuchar. Prestan atención y aplican su mente para comprenderlas, y creen que vale la pena aprender y memorizar esas enseñanzas. Pero cuando han aprendido esas enseñanzas, no se cuestionan ni se examinan entre sí, diciendo: «¿Por qué dice esto? ¿Qué significa eso?». De modo que no aclaran lo que no está claro, ni revelan lo que no está claro, ni disipan las dudas sobre los muchos asuntos dudosos. A esto se le llama una asamblea educada en el discurso elegante y no en el cuestionamiento.
—¿Y qué es una asamblea educada en el cuestionamiento y no en charlas fantasiosas?
—Es una asamblea donde, cuando se recitan discursos compuestos por poetas, poesía, con palabras y frases elegantes, compuestas por forasteros o habladas por discípulos, los bhikkhus no quieren escuchar. No prestan atención ni aplican su mente para entenderlos, ni creen que valga la pena aprender y memorizar esas enseñanzas. Pero cuando se recitan los discursos pronunciados por el Tathāgata, profundos, eminentes, trascendentes, que tratan del vacío, los bhikkhus sí quieren escuchar. Prestan atención y aplican su mente para comprenderlas, y creen que vale la pena aprender y memorizar esas enseñanzas. Y cuando han aprendido esas enseñanzas, se cuestionan y se examinan unos a otros, diciendo: «¿Por qué dice esto? ¿Qué significa eso?». Entonces aclaran lo que no está claro, revelan lo que está oscuro y disipan las dudas sobre muchos aspectos dudosos. A esto se le llama una asamblea educada en el cuestionamiento y no en el discurso elegante.
Estas son las dos asambleas. La más elevada de estas dos asambleas es la asamblea educada en el cuestionamiento, no en el discurso elegante.