—Estas dos cosas brillantes, bhikkhus, protegen al mundo.
—¿Qué dos cosas?
—La vergüenza y la prudencia. Si estas dos cosas brillantes no protegieran al mundo, no se reconocería la condición de madre, de tías o de esposas y de compañeras de maestros y personas respetadas.
El mundo se volvería promiscuo, como cabras y ovejas, gallinas y cerdos, perros y chacales. Pero debido a que las dos cosas brillantes protegen al mundo, existe un reconocimiento del estatus de madre, de tías y de esposas y de compañeras de maestros y personas respetadas.