—Bhikkhus, incluso un monarca que gira la Rueda, el rey justo de la Enseñanza, no ejerce el poder sin tener su propio rey.
Cuando dijo esto, uno de los bhikkhus le preguntó al Buddha:
—¿Pero quién es el rey que está sobre el monarca que gira la Rueda, el rey justo que reina con la Enseñanza?
—Es la misma Enseñanza, bhikkhu —dijo el Buddha. —Bhikkhu, un monarca que gira la Rueda brinda protección y seguridad justas para su corte, basándose solo en la Enseñanza: honrar, respetar y venerar la Enseñanza, teniendo la Enseñanza como bandera, estandarte y autoridad.
Proporciona protección y seguridad justas a sus chatrias, vasallos, tropas, brahmanes y cabezas de familia, gente de la ciudad y el campo, ascetas y brahmanes, bestias y pájaros. Cuando ha hecho esto, ejerce el poder solo de una manera basada en normas. Y este poder no puede ser socavado por ningún enemigo humano.
De la misma manera, bhikkhu, un Tathāgata, un Buddha, un Digno, plenamente despierto, el rey justo de la Enseñanza, brinda protección y seguridad justas con respecto a las acciones corporales, confiando solo en la Enseñanza: honrar, respetar y venerar la Enseñanza, tener a la Enseñanza como su bandera, estandarte y autoridad. «Este tipo de acción corporal debe practicarse». «Este tipo de acción corporal no debe practicarse».
Además, un Tathāgata… proporciona justa protección y seguridad con respecto a las acciones verbales, diciendo: «Este tipo de acción verbal debe practicarse». «Este tipo de acción verbal no debe practicarse». Y con respecto a las acciones mentales: «Este tipo de acción mental debe practicarse». «Este tipo de acción mental no debe practicarse».
Y cuando un Tathāgata, un Buddha, un Digno, plenamente despierto, ha proporcionado protección y seguridad justas con respecto a las acciones del cuerpo, del habla y de la mente, hace rodar la Rueda suprema de la Enseñanza. Y esa Rueda no la puede hacer retroceder ningún asceta, brahmán, dios, Māra, Brahmā ni nadie en el mundo.