—Bhikkhus, cuando un bhikkhu tiene tres cosas, su práctica es impecable y ha sentado las bases para acabar con las tendencias subyacentes.
—¿Qué tres?
—Cuida las puertas de los sentidos, come con moderación y entrena para permanecer despierto.
—¿Y cómo guarda un bhikkhu las puertas de los sentidos?
—Cuando un bhikkhu ve un espectáculo con sus ojos, no se deja atrapar por las características y los detalles. Si la facultad de la vista se dejara sin restricciones, las tendencias subyacentes del ansia y la aversión se volverían abrumadoras. Por eso practica la contención, protegiendo la facultad de la vista y logrando su contención.
Cuando escucha un sonido con sus oídos…
Cuando huele un olor con la nariz…
Cuando prueba un sabor con la lengua…
Cuando siente un tacto con su cuerpo…
Cuando conoce una idea con su intelecto, no se queda atrapado en las características y los detalles. Si la puerta de las ideas se dejara sin restricciones, las tendencias subyacentes del ansia y la aversión se volverían abrumadoras. Por esta razón, practica la moderación, protegiendo la puerta de las ideas y logrando su moderación.
Así es como un bhikkhu guarda las puertas de los sentidos.
—¿Y cómo come un bhikkhu con moderación?
—Cuando un bhikkhu reflexiona adecuadamente sobre la comida que come: «no por diversión, indulgencia, adorno o decoración, sino solo para sostener este cuerpo, evitar daños y continuar con el entrenamiento de la mente». Mientras come, piensa que ahora sacia su hambre y evita que resurja, para poder vivir sin dolencias ni problemas.
—¿Y cómo entrena el bhikkhu para permanecer despierto?
—Cuando el bhikkhu camina hacia adelante o hacia atrás durante el día, o cuando se sienta, limpia la mente de todo lo que le estorba. Cuando el bhikkhu en el primer turno de la noche avanza o retrocede, o cuando se sienta, limpia la mente de todo lo que le estorba. Cuando el bhikkhu en el segundo turno de la noche se acuesta en posición de león en el lado derecho y con un pie encima del otro, recuerda que debería volver a levantarse. Cuando el bhikkhu en el último turno de la noche avanza o retrocede, o cuando se sienta, limpia la mente de todo lo que le estorba. De esa forma, el bhikkhu entrena para permanecer despierto.
Cuando un bhikkhu tiene estas tres cosas, su práctica es impecable y ha sentado las bases para acabar con las tendencias subyacentes.