—Estos tres tipos de personas se encuentran en el mundo.
—¿Qué tres?
—Los ciegos, los tuertos y los que tienen dos ojos.
—¿Y quién es el ciego?
—Es alguien que no tiene el tipo de visión que se necesita para adquirir más riqueza o para aumentar la riqueza que ya ha adquirido. Tampoco tiene el tipo de visión que se necesita para saber la diferencia entre lo meritorio y lo perjudicial, lo reprobable y lo intachable, lo inferior y lo superior, o aquellas cualidades del lado oscuro y del lado brillante. A esto se le llama una persona ciega.
—¿Y quién es la persona tuerta?
—Es alguien que tiene el tipo de visión que se necesita para adquirir más riqueza y aumentar la riqueza que ya ha adquirido. Pero no tiene el tipo de visión que se necesita para saber la diferencia entre lo meritorio y lo perjudicial, lo reprobable y lo intachable, lo inferior y lo superior, o aquellas cualidades del lado oscuro y del lado brillante. A esto se le llama una persona tuerta.
—¿Y quién es la persona que tiene los dos ojos?
—Es alguien que tiene el tipo de visión que se necesita para adquirir más riqueza y aumentar la riqueza que ya ha adquirido. Y tiene el tipo de visión que se necesita para saber la diferencia entre lo meritorio y lo perjudicial, lo reprobable y lo intachable, lo inferior y lo superior, o aquellas cualidades del lado oscuro y del lado brillante. A esto se le llama una persona que tiene los dos ojos.
Estas son las tres personas que se encuentran en el mundo.
No hacen ni la riqueza adecuada ni el mérito.
Pierden en ambos casos, los que son ciegos, con los ojos arruinados.
Y ahora se explica a la persona tuerta:
con métodos buenos y malos, esa persona tortuosa busca la riqueza.
Tanto por acciones fraudulentas, por robo,
como también por mentiras,
el joven es hábil para acumular dinero
y disfrutar de los placeres sensoriales.
De aquí va al infierno,
el tuerto está arruinado.
Y ahora se explica el que tiene dos ojos,
el mejor individuo.
Su riqueza
se gana legítimamente,
dinero adquirido
por su propio trabajo duro.
Da con la mejor de las disposiciones,
esa persona mentalmente tranquila.
Va a un buen lugar,
donde no hay dolor.
Debes evitar al ciego y al tuerto desde lejos, pero debes mantener cerca al que tiene dos ojos, el mejor individuo.