AN 3.57: Con Vacchagotta

Entonces el asceta Vacchagotta se acercó al Buddha e intercambió saludos con él. Cuando terminaron los saludos y las palabras de cortesía, se sentó a un lado y le dijo al Buddha:

—He oído que el asceta Gotama dice esto: «Las dádivas solo deben ser entregadas a mí, no a otros. Los dones solo se deben dar a mis discípulos, no a los discípulos de otros. Sólo lo que se me da a mí es muy fructífero, no lo que se da a los demás. Solo lo que se les da a mis discípulos es muy fructífero, no lo que se les da a los discípulos de otros».

Confío en que aquellos que dicen esto repitan lo que dijo el Buddha y no lo tergiversan con mentiras. ¿Su explicación está en consonancia con la Enseñanza? ¿Existen motivos legítimos para la reprimenda y la crítica? Porque no queremos tergiversar al Maestro Gotama.

—Vaccha, los que dicen esto no repiten lo que he dicho. Me tergiversan con lo que es falso y mentira.

Cualquiera que impida que otro dé es un obstáculo y una barrera para tres personas.

—¿Qué tres?

—Al donante se le impide hacer mérito. El receptor no puede obtener lo que se ofrece. Y, antes de eso, ya se ha perjudicado y menoscabado a sí mismo. Cualquiera que impida que otro dé es un obstáculo y una barrera para estas tres personas.

Vaccha, esto es lo que digo: «Incluso haces mérito vertiendo agua para lavar platos en un pozo negro o en un sumidero con seres vivos en él, pensando: “¡Que todas las criaturas de aquí sean alimentadas!” ¡Cuánto más entonces tratándose de seres humanos!».

Sin embargo, también digo que una dádiva a una persona ética es más fructífera que a una persona no ética. Una persona ética ha renunciado a cinco factores y posee cinco factores.

—¿Cuáles son los cinco factores a los que ha renunciado?

—El deseo sensorial, la aversión, el embotamiento y la somnolencia, la inquietud y el remordimiento y la duda. Estos son los cinco factores a los que ha renunciado.

—¿Y cuáles son los cinco factores que posee?

—Todo lo que forma parte de la ética, la concentración, la sabiduría, la liberación y la episteme propia de quien ha completado el entrenamiento. Estos son los cinco factores que posee.

Digo que una dádiva para cualquiera que haya renunciado a estos cinco factores y posea estos cinco factores es muy fructífero.

Las vacas pueden ser negras o blancas,

rojas o leonadas,

moteadas o uniformes,

o de color paloma.

Pero cuando un toro nace entre ellas,

domado, un gigante, poderoso,

de buen ritmo para avanzar,

le yugan la carga solo a él, sin importar su color.

Lo mismo ocurre con los humanos,

donde sea que hayan nacido,

entre chatrias, brahmanes, comerciantes,

trabajadores o parias y carroñeros.

Uno nace entre ellos, domado, fiel a sus votos,

firme en principio, realizado en conducta ética,

veraz, concienzudo,

ha renunciado al nacimiento y a la muerte.

Completada su vida de renuncia,

con la carga vencida, desligada,

ha completado la tarea

y está libre de las tendencias subyacentes.

Más allá de todas las cosas, se extingue mediante el desaferramiento.

En ese campo impecable, la limosna es abundante.

Los tontos que no entienden, estúpidos, sin educación,

dan sus dádivas a los extraños y no atienden a los santos.

Pero aquellos que asisten a los santos, sabios, estimados como sabios,

y cuya fe en el Bendito tiene raíces profundas,

van al reino de los devas, o nacen aquí en una buena familia.

Poco a poco, esos sabios alcanzan el Nibbāna.

Scroll to Top