—Bhikkhus, ni siquiera me siento cómodo pensando en un lugar donde los bhikkhus discuten, riñendo y peleando, injuriándose continuamente unos a otros con palabras envenenadas, y mucho menos yendo allí. Llego a una conclusión sobre ellos: «Claramente, esos venerables han renunciado a tres cosas y han practicado tres cosas».
—¿A qué tres cosas han renunciado?
—Pensamientos de renuncia, de benevolencia y de afabilidad.
—¿Qué tres cosas han practicado?
—Pensamientos sensoriales, maliciosos y crueles… Llego a una conclusión sobre ellos: «Claramente esos venerables han renunciado a tres cosas y practicado tres cosas».
Me siento cómodo yendo a un lugar donde los bhikkhus viven en armonía, apreciándose unos a otros, sin peleas, mezclándose como la leche y el agua, y mirándose unos a otros con ojos amables, y mucho mejor que pensar en ello. Llego a una conclusión sobre ellos: «Claramente, esos venerables han renunciado a tres cosas y han practicado tres cosas».
—¿A qué tres cosas han renunciado?
—A los pensamientos sensoriales, maliciosos y crueles.
—¿Qué tres cosas han practicado?
—Pensamientos de renuncia, de benevolencia y de afabilidad… Llego a una conclusión sobre ellos: «Claramente esos venerables han renunciado a tres cosas y practicado tres cosas».