AN 3.67: Temas de discusión

—Hay, bhikkhus, estos tres temas de discusión.

—¿Qué tres?

—Podríais discutir sobre el pasado: «Así era en el pasado» Podríais discutir sobre el futuro: «Así será en el futuro». O podríais discutir sobre el presente: «Así es como es en el presente».

Podéis saber si una persona es competente o no para mantener una discusión al ver cómo participa en las discusiones. Cuando a una persona se le hace una pregunta, si necesita ser respondida con una generalización y no responde con una generalización, o si necesita análisis y responde sin analizarlo, o si necesita una contra pregunta y responde sin una contra pregunta, o si debe obviarse y ella no lo hace, entonces esa persona no es competente para sostener una discusión.

Cuando a una persona se le hace una pregunta, si necesita ser respondida con una generalización y responde con una generalización, o si necesita ser analizada y responde analizándola, o si necesita una contra pregunta y responde con contrapreguntando, o si debe obviarse, lo hace, entonces esa persona es competente para sostener una discusión.

Podéis saber si una persona es competente o no para mantener una discusión al ver cómo participa en las discusiones. Cuando se le hace una pregunta a una persona, si no es coherente sobre cuál es su posición y cuál no es, sobre lo que propone, sobre hablar de lo que sabe, y sobre el procedimiento apropiado, entonces esa persona no es competente para mantener una discusión. Cuando se le hace una pregunta a una persona, si es coherente sobre cuál es su posición y cuál no, sobre lo que propone, sobre hablar de lo que sabe, y sobre el procedimiento apropiado, entonces esa persona es competente para mantener una discusión.

Podéis saber si una persona es competente o no para mantener una discusión al ver cómo participa en las discusiones. Cuando a una persona se le hace una pregunta, si esquiva el asunto, distrae la discusión con puntos irrelevantes, o muestra molestia, odio y amargura, entonces esa persona no es competente para sostener una discusión. Cuando a una persona se le hace una pregunta, si no esquiva el asunto, ni distrae la discusión con puntos irrelevantes, o muestra molestia, odio y amargura, entonces esa persona es competente para mantener una discusión.

Podéis saber si una persona es competente o no para mantener una discusión al ver cómo participa en las discusiones. Cuando a una persona se le hace una pregunta, si intimida, aplasta, se burla o aprovecha errores triviales, esa persona no es competente para mantener una discusión. Cuando a una persona se le hace una pregunta, si no intimida, ni aplasta, ni se burla o ni aprovecha los errores triviales, esa persona es competente para mantener una discusión.

Podéis saber si una persona se está acercando a la meta final o no. Si presta oídos, está calificado, si no presta oídos, no está calificado. Alguien que está calificado, comprende alguna verdad, ve a través de alguna verdad, supera alguna verdad y realiza alguna verdad. Cuando comprende así una verdad, ve a través de alguna verdad, supera alguna verdad y realiza alguna verdad, está seguro de experimentar la liberación.

Este es el propósito de la discusión, la consulta, los requisitos y la escucha atenta, es decir, la liberación de la conciencia a través del desaferramiento.

Los que conversan con rencor,

demasiado seguros de sí mismos,

soberbios, innobles, atacantes de virtudes,

buscan fallas unos en otros.

Se regocijan

cuando su oponente habla mal y comete un error,

quedando confundido y derrotado,

pero los nobles no discuten así.

Si una persona sabia quiere mantener una discusión

relacionada con la Enseñanza y su significado,

el tipo de discusión que tienen los nobles,

entonces esa persona sabia debe comenzar la discusión,

sabiendo cuándo es el momento adecuado,

ni hostil ni arrogante, ni sobreexcitado, ni despreciativo ni agresivo,

ni con la mente llena de celos, hablaría de lo que bien sabe.

Está de acuerdo con lo bien dicho, sin criticar lo mal dicho.

No persistiría en encontrar fallas,

ni se apoderaría de errores triviales,

ni intimidaría ni aplastaría al otro,

ni hablaría con implicaciones maliciosas.

La buena gente pregunta por conocimiento y claridad,

así consultan los nobles, esta es una consulta noble.

Sabiendo esto,

una persona sabia preguntaría sin arrogancia.

Scroll to Top