—Bhikkhus, estas son las tres asambleas.
—¿Qué tres?
—Una asamblea de los mejores, una asamblea dividida y una asamblea armoniosa.
—¿Y qué es una asamblea de los mejores?
—Una asamblea donde los bhikkhus mayores no son indulgentes ni holgazanes, ni son reincidentes. En cambio, toman la iniciativa en la reclusión, despertando la energía para alcanzar lo inalcanzable, lograr lo inalcanzable y realizando lo no realizado. Y los que vienen después siguen su ejemplo. Ellos tampoco son indulgentes ni holgazanes, ni son descarriados. En cambio, toman la iniciativa en la reclusión, despertando la energía para alcanzar lo inalcanzable, lograr lo inalcanzable y realizando lo no realizado. A esto se le llama una asamblea de los mejores.
—¿Y qué es una asamblea dividida?
—Una asamblea donde los bhikkhus discuten, riñen y pelean, injuriándose continuamente con palabras envenenadas. A esto se le llama una asamblea dividida.
—¿Y qué es una asamblea armoniosa?
—Una asamblea donde los bhikkhus conviven en armonía, apreciándose, sin reñir, mezclados como agua y leche, y mirándose con benevolencia. A esto se le llama una asamblea armoniosa.
Cuando los bhikkhus viven en armonía así, obtienen mucho mérito. En ese momento los bhikkhus viven en una morada divina, es decir, en las congratulaciones. Cuando están alegres, surge el placer. Cuando la mente está llena de placer, el cuerpo se tranquiliza.
Cuando el cuerpo está tranquilo, sienten felicidad. Y cuando están felices, la mente se sumerge en contemplación.
Es como cuando llueve mucho en la cima de una montaña y el agua fluye cuesta abajo para llenar los huecos, grietas y arroyos. A medida que se llenan, llenan los estanques. Los estanques llenan los lagos, los lagos llenan los arroyos y los arroyos llenan los ríos. Y a medida que los ríos se llenan, llenan el océano.
De la misma manera, cuando los bhikkhus está en armonía, apreciándose, sin reñir, mezclándose como leche y agua, y mirándose con benevolencia, se hacen un gran bien a sí mismos. En ese momento los bhikkhus viven en una morada divina, es decir, en las congratulaciones. Cuando están alegres, surge el placer. Cuando la mente está llena de placer, el cuerpo se tranquiliza. Cuando el cuerpo está tranquilo, sienten felicidad. Y cuando está felices, la mente se sumerge en contemplación.
Estas son las tres asambleas.