—Después de la temporada de lluvias, el cielo está despejado y sin nubes. Y cuando sale el sol, disipa toda la oscuridad del cielo mientras brilla irradia y resplandece.
De la misma manera, cuando la visión pura e inmaculada de la Enseñanza surge en un discípulo noble, se abandonan tres adicciones: la duda, la creencia errónea de que la adherencia a las reglas y ritos permite librarse del Saṁsāra y la creencia en el «yo».
Luego se deshace de dos cosas: del ansia y de la aversión. Muy apartado de los placeres sensoriales, apartado de las cualidades perjudiciales, entra y se sumerge en la primera jhāna, que tiene el placer, la felicidad y la alegría que surgen del recogimiento, mientras dirige la mente y la mantiene concentrada.
Si ese discípulo de los nobles falleció en ese momento, no estará atado por ningún grillete que pueda devolverlos a este mundo.