En cierta ocasión, el Buddha se encontraba cerca de Sāvatthī en la arboleda de Jeta, el monasterio de Anāthapiṇḍika.
Para ese momento, Veḷukaṇṭakī, la madre de Nanda, estaba preparando la limosna para el Saṅgha de los bhikkhus encabezado por Sāriputta y Moggallāna. El Buddha la vio hacer esto, con su clarividencia purificada y sobrehumana, y se dirigió a los bhikkhus:
—Esta Veḷukaṇṭakī, la madre de Nanda, está preparando la limosna para el Saṅgha de los bhikkhus encabezado por Sāriputta y Moggallāna.
—¿Y cómo tiene la limosna seis atributos?
—Tres factores se aplica al donante y otros tres a los receptores.
—¿Qué seis atributos se aplica al donante?
—Cuando un donante está de buen humor antes de donar, mientras dona se siente seguro y después de donar se siente animado. Estas tres características se aplica al donante.
—¿Qué seis atributos se aplica a los destinatarios?
—Cuando los destinatarios están libre de ansia o practican para liberarse de ella, están libres de aversión o practican para liberarse de ella y están libres de ignorancia o practican para liberarse de ella. Estas tres características se aplica a los destinatarios.
Por tanto, se aplica tres atributos al donante y tres a los receptores. Así es como limosna tiene seis atributos.
No es fácil captar el mérito de tal ofrenda diciendo que tal es el alcance de su corriente de mérito, corriente del bien, alimento para la felicidad divina, que lleva a la felicidad que conducen a los mundos celestiales, que conducen a lo que es agradable, deseable, satisfactorio, al bienestar y a la felicidad. Simplemente se lo considera un mérito incalculable, inconmensurable.
Es como intentar cubicar cuánta agua hay en el océano. No es fácil decir cuántos baldes, cuántos cientos, miles, cientos de miles de baldes hay. Simplemente se la considera una incalculable, inconmensurable y enorme masa de agua.
De la misma manera, no es fácil captar el mérito de tal ofrecimiento…
Buen humor antes de dar,
seguridad mientras se da,
sentirse animado después de dar:
ésta es la donación perfecta.
Libre de ansia, libre de odio,
libre de engaños, sin mancha,
este es el campo de limosnas perfecto,
los que llevan una vida de renuncia recta.
Después de haberte limpiado,
lo das con tus propias manos.
Este sacrificio es muy fructífero
tanto para ti como para los demás.
Cuando una persona sabia,
con fe, dona así,
con la conciencia liberada,
ese sabio renace en un mundo feliz y placentero.