—Un bhikkhu con ocho características es digno de las ofrendas dedicadas a los devas, digno de hospitalidad, digno de limosna, digno de veneración con las palmas unidas, y es el campo supremo de mérito del mundo.
—¿Qué ocho?
—Es cuando un bhikkhu es ético, es respetuoso con el código monástico, tiene buen comportamiento y tiene seguidores. Al ver el peligro en la más mínima falta, mantiene las reglas a las que se ha comprometido.
Aprende, recuerda y guarda lo aprendido. Estas Enseñanzas son buenas al principio, buenas en el medio y buenas al final, significativas y bien redactadas, y describen una práctica que es totalmente plena y pura. Es muy experto en tales enseñanzas, recordándolas, recitándolas, analizándolas mentalmente y entendiéndolas con la creencia correcta.
Vive con la energía que se despierta al renunciar a las cualidades perjudiciales y adquirir cualidades meritorias.
Es fuerte, incondicionalmente vigoroso, no se afloja cuando se trata de desarrollar cualidades meritorias.
Vive en la selva, en cobijos remotos.
Él prevalece sobre el ansia y la insatisfacción, y vive dominando el ansia y la insatisfacción cada vez que surgen.
Él prevalece sobre el miedo y el pavor, y vive dominando el miedo y el pavor cada vez que surgen.
Obtiene las cuatro jhānas cuando lo desea, sin problemas ni dificultades.
Logra la liberación de la conciencia y la liberación mediante la episteme en esta misma vida. Y permanece habiendo experimentado por sí mismo, con sus habilidades paranormales, el final de las tendencias subyacentes.
Un bhikkhu con estas ocho características es digno de las ofrendas dedicadas a los devas, digno de hospitalidad, digno de limosna, digno de veneración con las palmas unidas, y es el campo supremo de mérito del mundo.