En cierto momento, venerable Sāriputta se encontraba cerca de Rājagaha, en el Bosque de Bambú, en el comedero de las ardillas.
Allí se dirigió a los bhikkhus:
—¡Venerables el Nibbāna es placidez! ¡El Nibbāna es una bendición!
Cuando dijo esto, el venerable Udāyī le dijo:
—Pero Venerable Sāriputta, ¿qué tiene de maravilloso, ya que no se siente nada?
—El hecho de que no se sienta nada es precisamente lo maravilloso que tiene. Venerable, existen estos cinco tipos de estimulación sensorial.
—¿Qué cinco?
—Imágenes conocidas por el ojo que son atractivas, deseables, agradables, placenteras, sensoriales y excitantes. Sonidos conocidos por el oído… Olores conocidos por la nariz… Gustos conocidos por la lengua… Tactos conocidos por el cuerpo que son atractivos, deseables, agradables, placenteros, sensoriales y excitantes. Estos son los cinco tipos de estimulación sensorial. El placer y la felicidad que surgen de estos cinco tipos de estimulación sensorial se llama placer sensorial.
Primero, tomemos el caso de un bhikkhu que, completamente apartado de los placeres sensoriales, apartado de las cualidades perjudiciales entra y se sumerge en la primera jhāna. Mientras que un bhikkhu está en tal contemplación, si las percepciones o los recuerdos acompañados de los placeres sensoriales le acosan, eso sería una aflicción para él.
Supongamos que una persona complacida experimentara dolor, eso sería una aflicción para ella. De la misma manera, si las percepciones o los recuerdos acompañados de los placeres sensoriales la acosan, eso sería una aflicción para ella. Y el Buddha ha llamado sufrimiento a la aflicción. Esa es la manera de entender cómo el Nibbāna es placidez.
Además, tomemos el caso de un bhikkhu que, a medida que desaparece el direccionamiento de la mente sobre las formas en movimiento, entra y se sumerge en la segunda jhāna. Mientras que un bhikkhu está en tal contemplación, si las percepciones o los recuerdos acompañados del direccionamiento de la mente sobre las formas en movimiento le acosan, eso sería una aflicción para ella.
Supongamos que una persona complacida experimentara dolor, eso sería una aflicción para ella. De la misma manera, si las percepciones o los recuerdos acompañados del direccionamiento de la mente sobre las formas en movimiento la acosan, eso sería una aflicción para ella. Y el Buddha ha llamado sufrimiento a la aflicción. Ésa también es una forma de entender cómo el Nibbāna es placidez.
Además, tomemos el caso de un bhikkhu que, con la desaparición del placer, entra y se sumerge en la tercera jhāna. Mientras que un bhikkhu está en tal contemplación, si las percepciones o los recuerdos acompañados de placer le acosan, eso sería una aflicción para él.
Supongamos que una persona complacida experimentara dolor, eso sería una aflicción para ella. De la misma manera, si las percepciones o los recuerdos acompañados de placer la acosan, eso sería una aflicción para ella. Y el Buddha ha llamado sufrimiento a la aflicción. Ésa también es una forma de entender cómo el Nibbāna es placidez.
Además, tomemos el caso de un bhikkhu que, renunciando al placer y al dolor, y acabando con la felicidad y la tristeza anteriores, entra y se sumerge en la cuarta jhāna. Mientras un bhikkhu está en tal contemplación, si las percepciones o los recuerdos acompañados de felicidad le acosan, eso sería una aflicción para él.
Supongamos que una persona complacida experimentara dolor, eso sería una aflicción para ella. De la misma manera, si las percepciones o los recuerdos acompañados de felicidad la acosan, eso sería una aflicción para ella. Y el Buddha ha llamado sufrimiento a la aflicción. Ésa también es una forma de entender cómo el Nibbāna es placidez.
Además, tomemos el caso de un bhikkhu que, yendo totalmente más allá de las percepciones de las qualia, superando toda percepción sensorial, abandonando las distracciones, consciente de que «es un Lugar Vacío», entra y se sumerge en la dimensión de un Lugar Vacío. Mientras que un bhikkhu está en tal contemplación, si las percepciones o los recuerdos acompañados de las qualia le acosan, eso sería una aflicción para él.
Supongamos que una persona complacida experimentara dolor, eso sería una aflicción para ella. De la misma manera, si las percepciones o los recuerdos acompañados de las qualia la acosan, eso sería una aflicción para ella. Y el Buddha ha llamado sufrimiento a la aflicción. Ésa también es una forma de entender cómo el Nibbāna es placidez.
Además, tomemos el caso de un bhikkhu que, yendo totalmente más allá de la dimensión de un Lugar Vacío, consciente de que «es un Lugar Sin Límites Conocidos», entra y se sumerge en la dimensión de un Lugar Sin Límites Conocidos. Mientras que un bhikkhu está en tal contemplación, si las percepciones o los recuerdos acompañados de la dimensión de un Lugar Vacío le acosan, eso sería una aflicción para él.
Supongamos que una persona complacida experimentara dolor, eso sería una aflicción para ella. De la misma manera, si las percepciones o los recuerdos acompañados de la dimensión de un Lugar Vacío la acosan, sería una aflicción para él. Y el Buddha ha llamado sufrimiento a la aflicción. Ésa también es una forma de entender cómo el Nibbāna es placidez.
Además, tomemos el caso de un bhikkhu que, yendo totalmente más allá de la dimensión de un Lugar Sin Límites Conocidos, consciente de que «no hay Ningún Lugar», entra y se sumerge en la dimensión de Ningún Lugar. Mientras un bhikkhu está en tal contemplación, si las percepciones o los recuerdos acompañados de la dimensión de un Lugar Sin Límites Conocidos le acosan, eso sería una aflicción para él.
Supongamos que una persona complacida experimentara dolor, eso sería una aflicción para ella. De la misma manera, si las percepciones o los recuerdos acompañados de la dimensión de un Lugar Sin Límites Conocidos la acosan, eso sería una aflicción para ella. Y el Buddha ha llamado sufrimiento a la aflicción. Ésa también es una forma de entender cómo el Nibbāna es placidez.
Además, tomemos el caso de un bhikkhu que, yendo totalmente más allá de la dimensión de Ningún Lugar, entra y se sumerge en la dimensión de la Ausencia de los Factores de Aferramiento a la Existencia. Mientras que un bhikkhu está en tal contemplación, si las percepciones o los recuerdos acompañados de la dimensión de Ningún Lugar le acosan, eso sería una aflicción para él.
Supongamos que una persona complacida experimentara dolor, eso sería una aflicción para ella. De la misma manera, si las percepciones o los recuerdos acompañados de la dimensión de Ningún Lugar la acosan, eso sería una aflicción para ella. Y el Buddha ha llamado sufrimiento a la aflicción. Ésa también es una forma de entender cómo el Nibbāna es placidez.
Además, tomemos el caso de un bhikkhu que, yendo totalmente más allá de la dimensión de la Ausencia de los Factores de Aferramiento a la Existencia, entra y se sumerge en el cese de los factores de aferramiento a la existencia.
Y mediante la episteme, sus tendencias subyacentes llegan a su fin.
Esa también es una forma de entender cómo el Nibbāna es placidez.