—Bhikkhus, declaro que la primera jhāna es un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes. La segunda jhāna también es un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes. La tercera jhāna también es un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes. La cuarta jhāna es también un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes. La dimensión de un Lugar Vacío también es un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes. La dimensión de un Lugar Sin Límites Conocidos también es un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes. La dimensión de Ningún Lugar es también un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes. La dimensión de la Ausencia de los Factores de Aferramiento a la Existencia es también un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes. El cese de los factores de aferramiento a la existencia también es un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes.
«La primera jhāna es un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes». Eso es lo que dije, pero ¿por qué lo dije?
Tomemos el caso de un bhikkhu que, completamente apartado de los placeres sensoriales, apartado de las cualidades perjudiciales, entra y se sumerge en la primera jhāna. Allí contempla los fenómenos condicionados contenidos en las qualia, en la reacción emocional, en la percepción, en la situación condicional y en la cognición como perecederos, como sufrimiento, como algo enfermo, como un absceso, como una espina, como una miseria, como una aflicción, como extraño, como algo que se desmorona, como vacío, como algo que «no es mío, no soy yo, sobre esto no tengo control». Aparta su mente de esas cosas y la aplica a lo inmortal: «Esto es pacífico, esto es sublime», es decir, a la calma de todas las situaciones condicionales, el abandono de todos los aferramientos, el fin del deseo, el desaferramiento, el cese, el Nibbāna. Siendo constante en esto logra el fin de las tendencias subyacentes. Si no logra el fin de las tendencias subyacentes, con la erradicación de las cinco adicciones que unen al mundo inferior renace sin padres, debido a su afición y amor por esta contemplación. Allí se extingue y no es probable que regrese de ese mundo.
Es como un arquero o su aprendiz que primero practica con un hombre de paja o un modelo de arcilla. Posteriormente se convierte en tirador de larga distancia, en un tirador que destroza objetos grandes.
Del mismo modo, un discípulo de los nobles, completamente apartado de los placeres sensoriales, apartado de las cualidades perjudiciales, entra y se sumerge en la primera jhāna. Allí contempla los fenómenos condicionados contenidos en las qualia, en la reacción emocional, en la percepción, en la situación condicional y en la cognición como perecederos, como sufrimiento, como algo enfermo, como un absceso, como una espina, como una miseria, como una aflicción, como extraño, como algo que se desmorona, como vacío, como algo que «no es mío, no soy yo, sobre esto no tengo control». Aparta su mente de esas cosas y la aplica a lo inmortal: «Esto es pacífico, esto es sublime», es decir, a la calma de todas las situaciones condicionales, el abandono de todos los aferramientos, el fin del deseo, el desaferramiento, el cese, el Nibbāna. Siendo constante en esto logra el fin de las tendencias subyacentes. Si no logra el fin de las tendencias subyacentes, con la erradicación de las cinco adicciones que unen al mundo inferior renace sin padres, debido a su afición y amor por esta contemplación. Allí se extingue y no es probable que regrese de ese mundo.
«La primera jhāna es un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes». Eso es lo que dije y por eso lo dije.
«La segunda jhāna es también un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes». Eso es lo que dije y por eso lo dije…
«La tercera jhāna es también un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes». Eso es lo que dije y por eso lo dije…
«La cuarta jhāna es también un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes». Eso es lo que dije y por eso lo dije…
«La dimensión de un Lugar Vacío también es un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes». Eso es lo que dije, pero ¿por qué lo dije?
Tomemos el caso de un bhikkhu que, yendo totalmente más allá de las percepciones de las qualia, superando toda percepción sensorial, abandonando las distracciones, consciente de que «es un Lugar Vacío», entra y se sumerge en la dimensión de un Lugar Vacío.
Allí contempla los fenómenos, incluidos en la reacción emocional, la percepción, la situación condicional y la cognición, como perecederos, como sufrimiento, como algo enfermo, como un absceso, como una espina, como una miseria, como una aflicción, como extraño, como algo que se desmorona, como vacío, como algo que «no es mío, no soy yo, sobre esto no tengo control». Aparta su mente de esas cosas y la aplica a lo inmortal: «Esto es pacífico, esto es sublime», es decir, aquietar todas las actividades, abandonar todos los aferramientos, terminar el ansia, desvanecerse, cesar, extinguirse. Siendo constante en esto logra el fin de las tendencias subyacentes. Si no logra el fin de las tendencias subyacentes, con la erradicación de las cinco adicciones que unen al mundo inferior, renace sin padres, debido a su afición y amor por esta contemplación. Allí se extingue y no es probable que regrese de ese mundo.
Es como un arquero o su aprendiz que primero practica con un hombre de paja o un modelo de arcilla. Posteriormente se convierte en tirador de larga distancia, en un tirador que destroza objetos grandes.
Del mismo modo, tomemos el caso de un bhikkhu que entra y se sumerge en la dimensión de un Lugar Vacío…
«La dimensión de un Lugar Vacío es un apoyo para terminar con las tendencias subyacentes». Eso es lo que dije y por eso lo dije.
«La dimensión de un Lugar Sin Límites Conocidos es un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes». Eso es lo que dije y por eso lo dije…
«La dimensión de Ningún Lugar es un apoyo para acabar con las tendencias subyacentes». Eso es lo que dije, pero ¿por qué lo dije?
Tomemos el caso de un bhikkhu que, yendo totalmente más allá de la dimensión de un Lugar Sin Límites Conocidos, consciente de que «no hay Ningún Lugar», entra y se sumerge en la dimensión de Ningún Lugar. Allí contempla los fenómenos, incluidos en la reacción emocional, la percepción, la situación condicional y la cognición, como perecederos, como sufrimiento, como algo enfermo, como un absceso, como una espina, como una miseria, como una aflicción, como extraño, como algo que se desmorona, como vacío, como algo que «no es mío, no soy yo, sobre esto no tengo control». Aparta su mente de esas cosas y la aplica a lo inmortal: «Esto es pacífico, esto es sublime», es decir, a la calma de todas las situaciones condicionales, el abandono de todos los aferramientos, el fin del deseo, el desaferramiento, el cese, el Nibbāna». Siendo constante en esto logra el fin de las tendencias subyacentes. Si no logra el fin de las tendencias subyacentes, con la erradicación de las cinco adicciones que unen al mundo inferior, renace sin padres, debido a su afición y amor por esta contemplación. Allí se extingue y no es probable que regrese de ese mundo. Es como un arquero o su aprendiz que primero practica con un hombre de paja o un modelo de arcilla. Posteriormente se convierte en tirador de larga distancia, en un tirador que destroza objetos grandes.
Del mismo modo, tomemos el caso de un bhikkhu que, yendo totalmente más allá de la dimensión de un Lugar Sin Límites Conocidos, consciente de que «no hay Ningún Lugar», entra y se sumerge en la dimensión de Ningún Lugar. Allí contempla los fenómenos, incluidos en la reacción emocional, la percepción, la situación condicional y la cognición, como perecederos, como sufrimiento, como algo enfermo, como un absceso, como una espina, como una miseria, como una aflicción, como extraño, como algo que se desmorona, como vacío, como algo que «no es mío, no soy yo, sobre esto no tengo control». Aparta su mente de esas cosas y la aplica a lo inmortal: «Esto es pacífico, esto es sublime», es decir, aquietar todas las actividades, abandonar todos los aferramientos, terminar el ansia, desvanecerse, cesar, extinción». Siendo constante en esto logra el fin de las tendencias subyacentes. Si no logra el fin de las tendencias subyacentes, con la erradicación de las cinco adicciones que unen al mundo inferior, renace sin padres, debido a su afición y amor por esta contemplación. Allí se extingue y no es probable que regrese de ese mundo.
«La dimensión de Ningún Lugar es la base para acabar con las tendencias subyacentes». Eso es lo que dije y por eso lo dije.
Y así, bhikkhus, la comprensión hacia la iluminación se extiende hasta los logros con la percepción. Pero las dos dimensiones que dependen de ellas, la dimensión de la Ausencia de los Factores de Aferramiento a la Existencia, y el cese de los factores de aferramiento a la existencia, son explicadas adecuadamente por bhikkhus que son expertos en estos logros y capaces de salir de ellas después de haber entrado en ellas y emergido de ellas.