SN 22.90: Con Channa

Hubo un tiempo en que varios bhikkhus de alto rango se alojaban cerca de Benarés, en el Parque de los Ciervos de Isipatana.

Más tarde, al final de la tarde, el venerable Channa salió del retiro. Tomando una llave, fue de una vivienda a otra, acercándose a los bhikkhus mayores y diciendo:

—¡Que los venerables bhikkhus mayores me aconsejen e instruyan! ¡Que me den una charla sobre la Enseñanza para que pueda ver la Enseñanza!

Cuando dijo esto, los bhikkhus mayores le dijeron al venerable Channa:

—Venerable Channa, las qualia, las reacciones emocionales, la percepción, la situación condicional y la cognición son perecederas. Las qualia, las reacciones emocionales, la percepción, la situación condicional y la cognición no soy “yo”. Todas las condiciones son perecederas. Todas las cosas no soy “yo”.

Entonces el venerable Channa pensó: «yo también pienso de esta manera… Y, sin embargo, no siento ninguna inspiración para dejar ir todo aferramiento, el fin del ansia, el desvanecimiento, el cese, Nibbāna. Surgen ansiedad y aferramiento». Y vuelve a pensar: «entonces, ¿qué es exactamente el “yo”? Pero eso no le sucede a alguien que ve la Enseñanza. ¿Quién puede enseñarme la Enseñanza para que yo pueda ver la Enseñanza?».

Entonces el venerable Channa pensó: «el venerable Ānanda se está quedando cerca de Kosambi, en el Monasterio de Ghosita. Es alabado por Buddha y estimado por sus compañeros bhikkhus. Es bastante capaz de enseñarme la Enseñanza para que yo pueda ver la Enseñanza. Ya que tengo tanta confianza en el venerable Ānanda, ¿por qué no voy a verlo?»

Entonces Channa puso su alojamiento en orden y, tomando su cuenco y su túnica, partió hacia Kosambi. Fue a ver a Ānanda en el monasterio de Ghosita, intercambió saludos con él y le contó lo que había sucedido. Entonces él dijo:

—¡Que el venerable Ānanda me aconseje e instruya! ¡Que me dé una charla sobre la Enseñanza para que pueda ver la Enseñanza!

—Estoy encantado con el venerable Channa. Ojalá te hayas abierto y hayas solucionado la dificultad. Escucha bien, Channa. Eres capaz de comprender la Enseñanza.

Entonces, de inmediato, Channa se llenó de un elevado placer y alegría: «¡Parece que soy capaz de comprender la Enseñanza!».

—Venerable Channa, escuché y aprendí en presencia del Buddha el consejo que le dio al bhikkhu Kaccānagotta: «Kaccāna, este mundo se basa principalmente en las nociones de existencia y no existencia».

Pero cuando realmente veas el origen del mundo con la comprensión correcta, no tendrás la noción de inexistencia con respecto al mundo. Y cuando realmente veas la cesación del mundo con la comprensión correcta, no tendrás la noción de existencia con respecto al mundo.

Channa, este mundo está lleno de aferramientos, atracciones y seducciones. Pero aquel que no está involucrado ni implicado con estos aferramientos, atracciones, seducciones y obsesiones, no se siente atraído por un «sí mismo». No tiene incertidumbres ni dudas que causen sufrimiento, cuando surgen o están surgiendo y lo que cesa es solo cese del sufrimiento. En esto, su episteme es independiente de los demás.

Así es como se define la creencia correcta.

«Todo existe»: este es un extremo. «Nada existe»: este es el segundo extremo. Evitando estos dos extremos, el Tathāgata enseña por el camino medio: «La ignorancia es la condición para una condicionalidad. La condicionalidad es una condición para la vida. Así es como se origina toda esta masa de sufrimiento».

Cuando la ignorancia se desvanece y cesa sin dejar rastro, cesa la condicionalidad. Así es como cesa toda esta masa de sufrimiento.

—Venerable Ānanda, así es cuando tienes venerables como consejeros que te aconsejan y te amonestan bienintencionadamente y con misericordia. Y ahora que escuché esta Enseñanza del venerable Ānanda, comprendí la Enseñanza.

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