SN 55.21: Con Mahānāma (I)

Esto he oído.

Hubo un tiempo en que el Buddha se encontraba en la tierra de los sākkas, cerca de Kapilavatthu en el Monasterio del Baniano. Entonces Mahānāma, el sākka, se acercó al Buddha, se inclinó, se sentó a un lado y le dijo:

—Maestro, este Kapilavatthu es exitoso y próspero y está lleno de gente, con estrechos callejones sin salida. A última hora de la tarde, después de rendir homenaje al Buddha o a un bhikkhu estimado, entro en Kapilavatthu. Me encuentro con un elefante, caballo, carro, carroza o persona por la calle. Si en ese momento me olvido del Buddha, de la Enseñanza y del Saṅgha, pienso: «si muriera en este momento, ¿dónde renacería en mi próxima vida?».

—¡No temas, Mahānāma, no temas! Tu muerte no será mala, tu fallecimiento no será malo. Tomemos el caso de alguien cuya conciencia haya estado imbuida durante mucho tiempo de fe, ética, aprendizaje, generosidad y sabiduría. Su cuerpo consta de qualia, compuesta de los cuatro elementos primarios, producidos por la madre y el padre, construida a partir del arroz y las gachas, susceptibles de ser perecedero, desgastarse y erosionarse, romperse y destruirse. Aquí mismo lo devoran cuervos, buitres, halcones, perros, chacales y muchas clases de criaturas. Pero su conciencia se eleva, se dirige a un lugar más alto.

Supongamos que una persona hundiera una olla de ghee o aceite en un lago profundo y lo abriera. Sus fragmentos y pedazos se hundirían, mientras que el ghee o el aceite que contenía se elevarían, dirigiéndose a un lugar más alto.

De la misma manera, considera a alguien cuya conciencia haya estado imbuida durante mucho tiempo de fe, ética, aprendizaje, generosidad y sabiduría. Su cuerpo se compone de qualia, compuesta de los cuatro elementos, producida por la madre y el padre, construida a partir de arroz y papilla, propensa a ser perecedera, al deterioro y la erosión, a la ruptura y la destrucción. Aquí mismo lo devoran cuervos, buitres, halcones, perros, chacales y muchas clases de criaturitas. Pero su conciencia se eleva, se dirige a un lugar más alto.

Tu conciencia, Mahānāma, ha estado imbuida durante mucho tiempo de fe, ética, aprendizaje, generosidad y sabiduría. ¡No temas, Mahānāma, no temas! Tu muerte no será mala, tu fallecimiento no será malo.

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