—Érase una vez, bhikkhus, Sakka, Señor de los Devas, que guiaba a los devas de los Treinta y Tres, recitaba este verso:
«Quien quiera ser como yo,
observará el octavo, el decimocuarto y decimoquinto días
del medio mes lunar, y el día de fiesta,
así como los días de fiesta adicionales».
Pero ese verso fue mal cantado por Sakka, Señor de los Devas, mal cantado, mal hablado, no bien hablado.
—¿Por qué es eso?
—Porque Sakka, Señor de los Devas, no está exento del renacimiento, de la vejez y de la muerte, del dolor, lamentación, el dolor, la tristeza y la angustia. No está exento de sufrimiento, digo.
Pero para un bhikkhu que es un Digno, con las tendencias subyacentes terminadas, que ha completado la vida de renuncia, hizo lo que tenía que hacer, dejó la carga, logró su propia meta verdadera, puso fin por completo a las adicciones del renacimiento y se liberó correctamente a través de la iluminación, es apropiado decir:
«Quien quiera ser como yo,
observará el octavo, el decimocuarto y decimoquinto días
del medio mes lunar, y el día de fiesta,
así como los días de fiesta adicionales».
—¿Por qué es eso?
—Porque ese bhikkhu está exento del renacimiento, de la vejez y de la muerte, del dolor, lamentación, el dolor, la tristeza y la angustia. Él está exento de sufrimiento, digo.