En cierta ocasión, el Buddha estaba vagando por las tierras de Kosala junto con un gran Saṅgha de los bhikkhus. Llegó a un pueblo de los kosalanos llamado Paṅkadhā y se quedó allí.
Para ese momento, un bhikkhu llamado Kassapagotta residía en Paṅkadhā. Allí, el Buddha educó, animó, impulsó e inspiró a los bhikkhus con una charla sobre la Enseñanza y sobre las reglas de Disciplina. Kassapagotta se puso bastante impaciente y amargado, pensando: «Este asceta es demasiado estricto».
Después de que el Buddha se quedara en Paṅkadhā el tiempo que consideró oportuno, partió hacia Rājagaha. Viajando etapa por etapa, llegó a Rājagaha y se quedó allí.
Poco después de que el Buddha se fuera, Kassapagotta se lamentó y se arrepintió, pensando: «Es mi pérdida, mi desgracia, que cuando el Buddha estaba hablando sobre las reglas de entrenamiento, me volví bastante impaciente y amargado, pensando que era demasiado estricto. ¿Por qué no voy al Buddha y le confieso mi error?».
Entonces Kassapagotta puso en orden su alojamiento y, tomando su cuenco y su túnica, partió hacia Rājagaha. Finalmente llegó a Rājagaha, al Pico del Buitre. Se acercó al Buddha, se inclinó, se sentó a un lado y le contó lo que había sucedido, diciendo:
—He cometido un error, señor. Fue tonto, estúpido y perjudicial de mi parte volverme impaciente y amargado cuando el Buddha estaba educando, alentando, animando e inspirando a los bhikkhus con una charla sobre la Enseñanza y sobre las reglas de Disciplina, pensando: «Este asceta es demasiado estricto». Por favor, señor, acepte mi error por lo que es, para que me contenga en el futuro.
—De hecho, Kassapa, cometiste un error. Pero como has reconocido tu error por lo que es y lo has manejado adecuadamente, lo acepto. Porque es un crecimiento en la Disciplina del noble reconocer un error por lo que es, lidiar con él adecuadamente y comprometerse a enmendarse en el futuro.
Kassapa, toma el caso de un bhikkhu mayor que no quiere entrenar y no elogia tomar el entrenamiento. No anima a otros bhikkhus que no quieren entrenar a que lo hagan. Y no elogia sincera y sustancialmente en el momento adecuado a los bhikkhus que sí quieren entrenar. No alabo a ese tipo de bhikkhu mayor.
—¿Por qué es eso?
—Porque, si escuchan que elogié a ese bhikkhu, otros bhikkhus podrían querer hacerle compañía. Entonces podrían seguir su ejemplo, provocaría su perjuicio y sufrimiento duraderos. Por eso no alabo a ese tipo de bhikkhu mayor.
Tomemos el caso de un bhikkhu medio que no quiere entrenar…
Tomemos el caso de un bhikkhu menor que no quiere entrenar… Por eso no alabo a ese tipo de bhikkhu menor.
Kassapa, tome el caso de un bhikkhu mayor que sí quiere entrenar y elogia haberlo hecho. Anima a otros bhikkhus que no quieren entrenar a que lo hagan. Y elogian sincera y sustancialmente en el momento adecuado a los bhikkhus que sí quieren formarse. Alabo a ese tipo de bhikkhu mayor.
—¿Por qué es eso?
—Porque, al escuchar que elogié a ese bhikkhu, otros bhikkhus podrían querer hacerle compañía. Entonces podrían seguir su ejemplo, que sería para su bienestar y felicidad duraderos. Por eso alabo a ese tipo de bhikkhu mayor.
Tomemos el caso de un bhikkhu intermedio que quiere entrenar…
Tomemos el caso de un bhikkhu menor que quiere entrenar… Por eso alabo a ese tipo de bhikkhu menor.