Luego, dos cosmólogos brahmanes se acercaron al Buddha e intercambiaron saludos con él. Cuando terminaron los saludos y las palabras de cortesía, se sentaron a un lado y le dijeron al Buddha:
—El Maestro Gotama, Purāṇa Kassapa afirma ser omnisciente y sabio. Afirma saber y ver todo sin excepción, por lo tanto: «El conocimiento y la visión están presentes constante y continuamente para mí, mientras camino, estoy de pie, duermo y despierto». Dice: «Con conocimiento infinito, sé y veo que el mundo es infinito».
Y el líder jainista Nāṭaputta también afirma ser omnisciente y sabio, saber y ver todo sin excepción, por lo tanto: «El conocimiento y la visión están constantemente presentes para mí, mientras camino, estoy de pie, duermo y despierto». Dice: «Con un conocimiento infinito, sé y veo que el mundo es finito».
Estos dos afirman hablar desde el conocimiento, pero se contradice directamente. ¿Cuál de él dice la verdad y cuál la falsedad?
—Ya basta, brahmanes. Dejad esta pregunta: «Estos dos afirman hablar desde el conocimiento, pero se contradicen directamente. ¿Cuál de ellos dice la verdad y cuál la falsedad?».
Os impartiré la Enseñanza. Escuchad y prestad mucha atención, yo hablaré.
—Sí, señor —respondieron esos brahmanes.
El Buddha dijo esto:
—Supongamos que hay cuatro hombres que están de pie en las cuatro direcciones. Cada uno de ellos es extremadamente rápido, con un paso extremadamente poderoso. Son tan rápidos como una flecha ligera que un arquero experto bien entrenado con un arco fuerte dispara fácilmente a través de la sombra de una palmera. Sus pasos eran tales que se extendían desde el océano oriental hasta el océano occidental.
Entonces el hombre que está de pie en el este diría: «Llegaré al fin del mundo viajando». Aunque viajara durante toda su vida de cien años, deteniéndose solo para comer y beber, ir al baño y dormir para disipar el cansancio, moriría en el camino, sin llegar nunca al fin del mundo.
Luego el hombre que está de pie en el oeste… Luego el hombre que está de pie en el norte… Luego el hombre que está de pie en el sur diría: «Llegaré al fin del mundo viajando». Aunque viajara durante toda su vida de cien años, deteniéndose solo para comer y beber, ir al baño y dormir para disipar el cansancio, moriría en el camino, sin llegar nunca al fin del mundo.
—¿Por qué razón?
—Yo digo que no es posible conocer o ver o llegar al fin del mundo corriendo así.
Pero también digo que no se puede poner fin al sufrimiento sin llegar al fin del mundo.
Estos cinco tipos de estimulación sensorial reciben el nombre de «mundo» en la Disciplina del noble.
—¿Qué cinco?
—Imágenes conocidas por el ojo que son atractivas, deseables, agradables, placenteras, sensoriales y excitantes. Sonidos conocidos por el oído… Olores conocidos por la nariz… Gustos conocidos por la lengua… Tactos conocidos por el cuerpo que son atractivos, deseables, agradables, placenteros, sensoriales y excitantes. Estos cinco tipos de estimulación sensorial reciben el nombre de mundo en la Disciplina del noble.
Tomemos el caso de un bhikkhu que, completamente apartado de los placeres sensoriales, apartado de las cualidades perjudiciales, entra y se sumerge en la primera jhāna, que tiene el placer, la felicidad y la alegría que surgen del recogimiento, mientras dirige la mente y la mantiene concentrada. A esto se le llama un bhikkhu que, habiendo ido al fin del mundo, permanece en el fin del mundo. Otros dicen de él: «Está incluido en el mundo y aún no ha abandonado el mundo». Y yo también digo de él: «Está incluido en el mundo y aún no ha abandonado el mundo».
Además, tomemos el caso de un bhikkhu que, a medida que desaparece el direccionamiento de la mente sobre las formas en movimiento, entra y se sumerge en la segunda jhāna… En la tercera jhāna… En la cuarta jhāna. A esto se le llama un bhikkhu que, habiendo ido al fin del mundo, permanece en el fin del mundo. Otros dicen de él: «Está incluido en el mundo y aún no ha abandonado el mundo». Y yo también digo de él: «Está incluido en el mundo y aún no ha abandonado el mundo».
Además, tomemos el caso de un bhikkhu que, yendo totalmente más allá de las percepciones de las qualia, superando toda percepción sensorial, abandonando las distracciones, consciente de que «es un Lugar Vacío», entra y se sumerge en la dimensión de un Lugar Vacío. A esto se le llama un bhikkhu que, habiendo ido al fin del mundo, permanece en el fin del mundo. Otros dicen de él: «Está incluido en el mundo y aún no ha abandonado el mundo». Y yo también digo de él: «Está incluido en el mundo y aún no ha abandonado el mundo».
Además, tomemos el caso de un bhikkhu que entra y se sumerge en la dimensión de un Lugar Sin Límites Conocidos… La dimensión de Ningún Lugar… La dimensión de la Ausencia de los Factores de Aferramiento a la Existencia. A esto se le llama un bhikkhu que, habiendo ido al fin del mundo, permanece en el fin del mundo. Otros dicen de él: «Está incluido en el mundo y aún no ha abandonado el mundo». Y yo también digo de él: «Está incluido en el mundo y aún no ha abandonado el mundo».
Además, tomemos el caso de un bhikkhu que, yendo totalmente más allá de la dimensión de la Ausencia de los Factores de Aferramiento a la Existencia, entra y se sumerge en el cese de los factores de aferramiento a la existencia. Y mediante la episteme, sus tendencias subyacentes llegan a su fin. A esto se le llama un bhikkhu que, habiendo ido al fin del mundo, permanece en el fin del mundo. Y ha traspasado el aferramiento al mundo.